Siempre lo he dicho y siempre lo
diré, las cosas que más feliz nos hacen son las cosas pequeñas que salen del
corazón.
Hoy una vez más vi cuan feliz uno
puede hacer a otra persona, sin necesidad de hacer algo grande.
Te miro, y me pregunto, cuando y
porque llegaste hasta acá. Estas ahí recostado, tratando de
levantarte y sin poder lograrlo, haciendo lo posible para salir de esa cama, y
yo impidiéndote de que lo hagas por miedo a que te caigas.
No tienes fuerzas, te quedas
dormido de pronto, al levantarte hablas sin que pueda entender con claridad lo
que dices.
Pareces como dopado por tanta
medicina y me pregunto una vez más, cuando y porque llegaste hasta acá.
Entonces te miro sin decir nada, te
sonrío y me sonríes. Te pregunto si te gusta la música, y me dices que sí.
Trato de buscar algo de música, algo que tú conozcas y atino. La escuchamos
juntos y sonríes, coges mi mano sin dejar de sonreír, y me das un beso en ella,
me dices que soy dulce y que nunca conociste a alguien como yo.
Te mire, te agradecí y te pregunte
si querías bailar conmigo, tú con 68 años y yo con mis 34, tú en aquella
cama, yo parada al costado de la rejilla que tu cama tiene, me cogías fuerte
con tus dos mamitas, y las movías como señal de que ya estábamos bailando.
Reías y te vi feliz, me hablabas y
de pronto ya no podía entenderte, volviste a darme un beso en la mano
regalándome una vez más tu dulce sonrisa.
Entonces me pregunte una vez más,
cuando y porque llegaste hasta acá…y de pronto pude entenderlo, me di cuenta
que él cuando no importaba y el porqué, era sencillamente porque nos teníamos
que encontrar, tu para que me hagas recordar la grandeza de una sonrisa y de
que las cosas pequeñas hacen un día genial y yo para poder hacer tu tarde
diferente.
Ambos con una misión, el de
regalarnos un poco de felicidad
Gracias Jhon – mi paciente
REMS
No hay comentarios:
Publicar un comentario