miércoles, 18 de octubre de 2017

Mi amado hijo


Mi amado hijo, esta es una carta escrita con amor, pensando en lo maravilloso que ha sido para mí el tenerte a mi lado.
No he olvidado los momentos que tuvimos mientras éramos uno solo, tus movimientos, tu lado favorito al dormir, tus horarios de siesta, tus pataditas, como recorrías por mi vientre cuando mamá te cantaba o te hablaba. Esas oraciones en la que ambos nos entusiasmábamos porque sabíamos que iban directo al cielo.
Mi amor, en realidad nada ha cambiado, sigues durmiendo en ese tu lado preferido, tus pataditas ahora no las siento pero las veo cuando no quieres que te cambie en pañal. Y entonces te ríes y me traes a ti para darme un beso.
Estás creciendo mi vida y no te puedes imaginar lo orgullosa que me siento de ti, cada día me sorprendes, eres bueno hijo, amoroso, me ayudas, sabes que cuando te pido que me brindes tu ayuda llevando algo al tacho de basura- lo haces contento, o cuando te pido que bajes tu biberón, o cuando en voz alta digo “dónde está mi llave Sr.?” Levanto los ojos y tú te me acercas diciéndome con tu mirada “acá está mamá” -mami es a veces despistada- y así mi amor, con tantas otras cosas más. Sigues siendo tan risueño como siempre lo has sido. Cuando te recojo de la cuna, que feliz eres mi amor, tus ojitos brillan, hacen tremenda fiesta, me acerco a ti, y tú vienes a mí con tus brazos bien abiertos, con una sonrisa de oreja a oreja, diciendo mamá, mamá. Se me caen las lágrimas solo recordando el momento. Eres independiente y también muy decisivo, sabes bien lo que quieres, es tan fácil entender tu deseo, te veo y eres una copia exacta de mamá, tu carácter, tu ímpetu, tu deseo de aprender, tus ganas de hacerlo todo, es que nunca te cansas hijo. Todos te aman, eres un ser maravilloso, buscas sacar una sonrisa a las personas, caes bien, eres dulce y tierno. La gente sonríe cuando estamos en el supermercado y es que ven a un bebé ayudando a mamá a poner las cosas en la canasta, con tus pequeñas mamitas coges la caja de leche y con esfuerzo te empinas y lo pones dentro de la canasta, vas contento y regresas contento por más. Cómo no ser feliz con un hijo como tú?…
Nada podría ser mejor que estar a tu lado. Mami ha cambiado toda su vida por ser mamá y sabes una cosa, no ha existido ni existirá un día, en el que me pueda lamentar el haber elegido darle mi vida a un ser tan bello como lo eres tú mi amor, me haces la persona más dichosa del universo.  Cuando hablo de ti, que por lo general es siempre, mis ojos lo demuestran, es inevitable, tú provocas en mi algo tan bonito, me has enseñado tanto, eres el único que solo saca lo mejor de mí, el único que me motiva e inspira de esa forma inexplicable.  El único que me inspira a ser mejor.
Tienes 14 meses y 14 días desde que te tuve en mis brazos por primera vez, me miras de la misma forma que lo hiciste cuando te pusieron en mi pecho y escuchaste mi voz. Cómo no amarte hijito?… Juntos hemos luchado por lograr llegar hasta acá, nuestra lucha no ha terminado pero somos tan unidos, nuestro lazo es tan fuerte, que sé, nadie jamás podrá romper. No importa lo que pase hijito, mientras estemos juntos nuestro amor de madre e hijo se hará solo más fuerte.
Eres el amor más grande de mamá. Eres mi vida entera, y te cuidaré con mi propia vida si es necesario.

Sé siempre feliz pedacito mío, mamá jamás te dejará solo. Mamá te amará hasta dejar de respirar y más allá. Dios ha sido bueno conmigo. 

REMS

martes, 10 de octubre de 2017

Indispensable o No?


Si todos pensáramos igual sobre lo que es ser o no indispensable… entonces nadie tendría relaciones, amistades y gustos para toda la eternidad. 
Lo que es indispensable es lo que realmente vale conservar en la vida. 
Las relaciones que logran alcanzar la dicha, el respeto, el amor en esa otra dimensión de la que los adultos mayores hablan, llegan a sentir. Esas historias en donde mencionan que su compañero/compañera es vital en su existir- si no fuera así, es como si dejaran de respirar. Por eso, existen casos en la que una vez que uno murió el otro se siente perdido y muere creyendo que de esa manera podrá estar al fin al lado de ese ser amado.
Las amistades que confían entre sí, se respetan, valoran, protegen y cuidan las espaldas son aquellas que “como bien lo define en la Biblia: “el amigo en tiempo de angustia es mucho más que un hermano””, esos son para siempre.
Lo que nos gusta, como nuestra carrera, nuestros sueños, nuestro yo como ser humano, hijo, hermano, madre, etc. etc., se vuelve indispensable desde el momento que reconoces que amas cada cosa, etapa o lugar que te hace feliz. 
Lo que no es indispensable es tener cerca a lo que no vale la pena, a lo que hace daño, a lo que intoxica y envenena. A lo que de pronto llega y se va, como aquél vai-ven que mi madre describió a mis 9 años.

Los seres humanos confundimos lo indispensable creyendo no ser capaces de poder superar cualquier tipo de prueba, esa que la vida o que Dios mismo pone para hacernos crecer, madurar y ser mejor persona de lo que ya somos. El ser indispensable no tiene nada que hacer con el llamado apego, y mucho menos con aquello que se dice: “cada persona o vivencia que uno tenga, es solo una etapa, un momento, esté llega pero de la misma forma que llegó, desaparece”. 

No importa lo que se va, porque si se va aun cuando jamás fue uno quién lo alejó, regresará en algún momento aun cuando ni siquiera los llames. Siempre se ha de recordar, de que si se alejan, es porque en realidad, nunca valió la pena, de que estuvieran tan cerca.

Debemos tener cuidado, pero sobre todo, debemos cuidar de lo que si vale la pena conservar. 

Rems