Dicen que la confianza se gana. Sin
embargo pienso que la confianza es algo que se aprende. Es algo en el que uno
mismo tiene que trabajar. Nadie obliga a nadie a creer o a no creer. Si uno
cree es porque uno así lo quiere. Y si uno se equivoca y al final sufres por
haber creído…
… Pues ¡ya está! Toca más que estar
seguro que no fuiste tú el que se equivocó, que no fuiste tú quien estuvo mal
por creer en quien quizá no debías. O quizá si debías, porque esa era la única
forma que haría que aprendieras a estar seguro de cuando confiar y en quien
confiar otra vez.
Yo no confío, ni siquiera en mi
misma. Puedo confiar, claro que puedo!,
pero aún no he aprendido a confiar en ti.
No sé cuándo lo haga, pero por
ahora necesito estar como estoy; porque así me protejo de ti, pero sobre todo
de mí.
Deja que el tiempo pase, no me
presiones, deja que sepa quién eres, y que vea que tu palabra vale más que todo.
Déjame ver, que en lo que haces no
existe engaño, que lo que sientes es transparente, que como me miras es puro, y
que el amor que sientes por mí es sincero.
Deja que el tiempo pase, para saber
si aprendí a confiar en ti. Y aun cuando quizá un día descubra que me
equivoqué; sabré que mientras confíé en ti, fue porque así lo sentí, y más que
un error será un aprendizaje.
Un aprendizaje que me llevará a ver
a vida de una manera diferente, me hará madura, y me hará mucho más grande.
REMS
REMS
No hay comentarios:
Publicar un comentario