Sentirle celos a
una comedia romántica, suena como lo más absurdo que cualquiera pueda esperar.
Pasan sentimientos atravesando mi corazón, donde despiertan ese vacío que tanto
odio, la soledad me embriaga y me hace llenar la pena que reflejan hoy mis lágrimas.
Qué puedo esperar
si mi corazón grita ten cuidado y mi mente no me deja aceptarlo, es que dicen que
por falta de amor propio uno es capaz de solo callar y admitir que la vida tuvo
que ser como aparentemente es, entonces pienso, es que te odias a ti misma…
Es lo más probable,
porque si me quisiera como muchos definen el amor, entonces sería feliz a su
lado, sabría con certeza que esa persona me ama, que soy su mundo y que solo
conmigo lo quiere todo, pero al abrir los ojos me encuentro con el portazo, al
ver que en realidad, aquel individuo, ni siquiera me quiere.
Caminamos como dos
desconocidos, a veces discurro que tiene problemas de dejarme por temor al qué
dirán, pero por qué estar con alguien a quien no se ama, si así solo logras acuchillar
tu alma, ni siquiera disfruta al abrazarme, sus besos son como huecos, ni una
mirada suya tiene el mínimo brillo, y ese roce de manos, absolutamente ingrato
como un gato.
Hoy me sentí tan
sola, tan lejos de este mundo, lo observaba mirando a lo que quizá es lo que
realmente necesita, ninguna se parecía a mí, no físicamente, y aunque me
considero guapa, para esa persona solo soy … la… entonces quise volverme ciega,
y por más que traté no lo logré.
Pensaba en cambio,
si siquiera una vez me miraras de esa forma, o por lo menos tu curiosidad de
saber quién es, la uses para saber cómo me haces sentir, pero no, eso sería
pedir demasiado… lo sé.
Cuanto duele
estar con alguien y ver que en realidad solo estás sola, cuanto duele sentirse
tan sola aun cuando esa persona cree que el sentarse al lado, es compañía,
cuanto duele que por ti no sean capaz de hacer una locura, cuanto duele ver que
ni por el regalo más grande que le des, será suficiente para darte un mundo.
Tengo tanto
escondido, que al gritar pido un poco de amor, un te amo, una razón, un abrazo,
un buen beso, esas cosquillas que llevan al firmamento, esas palabras que
sinceramente al sonar parezcan melodías, o aquél sexo que hace vibrar
acumulando las más fervientes fantasías, cómo se extraña el estar enamorada,
pero más aun el que con seguridad sepas que lo están de ti.
Le escuché decir
que no hay consideración, de pronto recordé que aun arrastrándome con las
piernas amputadas, los brazos ligeramente machacados, los ojos bien hinchados,
y el cuerpo destrozado, aun así la que no tiene consideración, siempre seré yo
y esa persona será la victima del horror que es estar al lado de alguien como
yo. La ironía perfecta…
No hagas lo que
no sientes, porque entonces te arrepentirás toda la vida, escucha tu corazón, aprende
de mis experiencias, ¡pero sí que uno es orejudo! teniendo las repuestas en
frente, tan claras como para sacarte un veinte, y nada, el resultado, la
idiotez, esa que siempre encuentra una excusa para definir en buen término lo
desgraciada que eres.
Quisiera que ya
llega el fin de semana, entonces no me preocuparé por ti, no pensaré si es
importante que me ames, y hasta quizá logre consolar mi alma pensando que lo
mejor será dejar de verte como lo hago por el solo hecho de que entonces mi
vida entera será llenada de tal manera en donde tú no me hagas falta ni para
llenar la heladera.
Ahora falta poco,
me siento tan cansada, tan triste, y desolada, que aunque no notes que he
muerto, veras claramente a mis gusanos rodeándome lentamente, o quizá no, eso
que importa, igual estás acostumbrado a no amar con quien estás, solo así se
puede ser capaz, de no notar que existe alguien más que no solo se llame como
tú.
Se hará como tú
digas, como tú quieras, aprenderé a vivir dándote lo mismo que me has dado en
este tiempo, te hablo de sentimientos, tampoco escucharás ninguno de mis
lamentos, porque para eso llevo un papel y un bolígrafo que solo el viento
podrá leer, y desaparecer.
Pensé que por lo
menos estos días lucharías para regalarme un poquito de felicidad, de cariño,
de paz, creí que al menos ahora harías que sienta que amas aquel regalo
inesperado que llegó a tus manos con intención de robarte al menos una sonrisa.
Olvidé que crees en la suerte, que
lastima, yo no…
REMS