Sentada
aquel sillón de cuero negro, al lado del ventanal, pensando en lo hermoso que
es el disfrutar del tiempo que aparece;
Una taza de
café, con uno de sus sabores exquisitos, dándole melodía al sentido del gusto,
Trayendo
consigo un momento de placer, que suavemente va recorriendo el cuerpo;
Mil ideas,
pensamientos, sentimientos, y yo acá, creyendo que este sentir jamás acabará
Me encanta
el aroma, la tranquilidad que ella trae.
Miro
alrededor, arboles, el mar, casas hecha de ladrillos, todas pintadas de un
amarillo intenso, techos negros, alguna ya gastado, otros renovados, se ven
iguales, seguramente soy yo la única que lo cree;
Es colosal,
pero cierto, imaginar lo lejano que se está, si miro el mar, llego a lo
profundo, observo hasta las algas, no solo son verdes, también amarillas y
algunas con un color que no logro descifrar.
Todas esas
piedras que dificultan el caminar, pero que logran traer la imagen perfecta
para crear la historia de amor que cualquiera desease tener.
En un abrir
y cerrar de ojos, se camina en el aire fresco, percibo la hermosura de la brisa
que de manera sutil, acaricia mi rostro;
Los veo,
corren inquietos sin parar la guardia. Miran de reojo, se aseguran de no estar
solos. Si por lo menos pudiera sentir la libertad que ellos tienen;
No hay de
qué preocuparse, nada que temer, el reloj y su tic tac, nada os apura, el
descanso del alma reflejando ante mis ojos la posibilidad extraordinaria de volver
a vivir.
Entonces
despierto, el sueño ha de acabar, disimuladamente miro mi taza, no hay más
café, pero ellos, siguen dando vueltas;
Y yo, entre
sonrisas y emociones me recuerdo la importancia de lo que es, ser feliz.
REMS
(foto
privada de mis amores Dariél y Ellie )