No todos los días se puede uno
sentir tan feliz.
Sin embargo alegrarte por el cada
día, es para mí algo sencillo.
Ayer me sentí feliz, feliz porque
pude sentir de una manera lo que quizá no muchos entenderán, libertad.
Así es, me sentí libre, y eso me
hizo sentir feliz.
Mire al cielo y agradecí por un día
como el de ayer.
Mis lágrimas caían de emoción, de
gratitud, de un al fin, de un por fin, de un nuevo comienzo en donde yo seré la
única protagonista.
Una vida de tanta espera, una vida
de lucha, una vida de progresos, en donde la palabra libertad no era entera.
Sin embargo, hoy puedo decir que
soy libre, como un ave para encontrar nuevos horizontes, o como un animal
salvaje buscando lo mejor de la vida para seguir viviendo.
Si alguien ama más que yo el vivir,
pues puedo decir con el corazón en la mano, que un día como el de ayer fui
completamente feliz y eso nadie me lo robará.
Porque si la felicidad es un rayo
fugaz, un vai- ven, un ir y venir, pues déjenme decirles, que esta felicidad
llamada de la forma que sea, me dio la libertad que por tantos años añoré y
soñé.
Con una copa de vino en la mano,
levantándola lo más alto que pude, brindé por la libertad, por la felicidad, y ¡por
mí!
REMS
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