Los humanos
pareciendo animales salvajes, ni el uno ni el otro tiene derecho de pasar los
límites.
Unos creen
que son la voz del pueblo, los otros obedecen mandatos.
Si miras
ambas partes, nadie habla, todo es violencia, agresión, muerte.
No hay
derecho, no existe la justicia. Ni aquella que dicen está en nuestras propias
manos, ni las que impone un gobierno como el nuestro.
A quién responsabilizar,
si no a uno mismo, ¿Pero acaso no somos buenos para culpar en vez de aceptar
que el error empieza en uno y con uno?
Soy peruana
y el ver a mi tierra destruyéndose carcome min entrañas.
Desde la
distancia observo con penuria el proceder de un hermano compatriota pensante.
El pueblo
dicen, ¿Acaso alguno se ha detenido a pensar con sinceridad, que significa
pensar en el pueblo?
Nadie
piensa en el Perú, el Perú está completamente solo, todos aquellos que son
parte de esta batalla, buscan solamente ganar.
Una mujer
gritaba, ¡Creen que nos vencerán! ¡Mátennos a todos! Otra gritaba: ¡Nosotros no
tenemos armas! Cómo si el no tenerlas la hiciera menos responsable.
No importa
quién tenga la razón, ni cuántas vidas más se pierdan, lo único por lo que se
lucha es por uno mismo.
El egoísmo
y la avaricia plantada en el corazón de los que están acabando con nuestra
tierra, con nuestro país, es mucho más grande que nuestro desolado Perú.
Hemos
tenido que luchar con países hermanos, que en su momento quisieron someternos,
robarnos, amilanarnos y ahora tener que batallar entre peruanos, algunos lo
llamarían el apocalipsis, otros seguramente, locura.
El Perú
está de luto, no por los muertos que poco a poco podrán ser enterrados, el Perú
está de luto porque la oscuridad que describe el sentir de lo que se hace
llamar un pueblo, está sobre ella.
Los activos
y los pasivos, todos tienen culpa de que nuestro amado Perú se esté convirtiendo
en un cementerio creado por su propia gente.
¡Mi sentir
está contigo mi añorado Perú!
REMS
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