Si
todos pensáramos igual sobre lo que es ser o no indispensable… entonces nadie
tendría relaciones, amistades y gustos para toda la eternidad.
Lo
que es indispensable es lo que realmente vale conservar en la vida.
Las
relaciones que logran alcanzar la dicha, el respeto, el amor en esa otra
dimensión de la que los adultos mayores hablan, llegan a sentir. Esas historias
en donde mencionan que su compañero/compañera es vital en su existir- si no
fuera así, es como si dejaran de respirar. Por eso, existen casos en la que una
vez que uno murió el otro se siente perdido y muere creyendo que de esa manera
podrá estar al fin al lado de ese ser amado.
Las
amistades que confían entre sí, se respetan, valoran, protegen y cuidan las
espaldas son aquellas que “como bien lo define en la Biblia: “el amigo en
tiempo de angustia es mucho más que un hermano””, esos son para siempre.
Lo
que nos gusta, como nuestra carrera, nuestros sueños, nuestro yo como ser
humano, hijo, hermano, madre, etc. etc., se vuelve indispensable desde el
momento que reconoces que amas cada cosa, etapa o lugar que te hace feliz.
Lo
que no es indispensable es tener cerca a lo que no vale la pena, a lo que hace
daño, a lo que intoxica y envenena. A lo que de pronto llega y se va, como
aquél vai-ven que mi madre describió a mis 9 años.
Los
seres humanos confundimos lo indispensable creyendo no ser capaces de poder
superar cualquier tipo de prueba, esa que la vida o que Dios mismo pone para
hacernos crecer, madurar y ser mejor persona de lo que ya somos. El ser
indispensable no tiene nada que hacer con el llamado apego, y mucho menos con
aquello que se dice: “cada persona o vivencia que uno tenga, es solo una etapa,
un momento, esté llega pero de la misma forma que llegó, desaparece”.
No
importa lo que se va, porque si se va aun cuando jamás fue uno quién lo alejó,
regresará en algún momento aun cuando ni siquiera los llames. Siempre se ha de
recordar, de que si se alejan, es porque en realidad, nunca valió la pena, de
que estuvieran tan cerca.
Debemos
tener cuidado, pero sobre todo, debemos cuidar de lo que si vale la pena
conservar.
Rems
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