A veces cuando pienso en ti y en
todo lo que has vivido, me pregunto, como has podido superar tantas cosas.
Ahora siempre te
escucho decir, que nosotros somos tu fuerza; pero dime algo, ¿qué era lo que te
daba fuerzas antes?
Yo trato de
entender lo que has vivido, trato de entender tus penas y tus frustraciones, no
siempre resulta fácil entenderlas, pero lo trato.
Todo lo que has
tenido que pasar, y nadie contigo, nadie quien te diga que no te preocupes, o
que no estabas sola.
Ojalá yo hubiera
estado ahí, como una amiga, como un apoyo. Siento pena al pensar por todo lo
que has pasado, sin embargo siento también orgullo de saber que todo eso te
hizo fuerte, y que esa fuerza me la pasaste.
Yo no sé cómo
describirte con exactitud, sé que eres una mujer maravillosa, con fallas como
todos, pero con mil cosas buenas como ninguna. Una mujer con tanto valor, con
tanto ímpetu.
No te ha sido
fácil, sin embargo estás ahí. Siempre una mujer de lucha y empeño. Siento
orgullo por llevar tu sangre. Siento orgullo al saber que soy parte de ti.
Siento orgullo al ver el gran amor que sientes por tus hijos.
Te recuerdo con tu
falda ploma larga hasta más abajo de las rodilla, tus tacos de punta fina
blancas, y tu blusa de seda tan linda. Siempre te veía tan bonita y femenina,
me sentía enamorada de tu forma de vestir. Quería ser como tú, quería tener tu
estilo, quería que me veas como tu reflejo, quería que sepas que yo tu hija
haría que te sientas orgullosa de ella.
No te puedes
imaginar cuantas veces lloré contigo en secreto, y cuando reías, era tan feliz,
que le pedía a Dios nunca dejaras de reír.
Te amo mamita, y
como siempre te lo digo, eres lo mejor que Dios me pudo haber dado en la vida.
REMS
No hay comentarios:
Publicar un comentario